lunes, 22 de septiembre de 2008

Sociedad Educativa

Necesidad de hablar de educación sexual
Para transmitir el valor y significado de la sexualidad en nuestros adolescentes tenemos que partir de dos conceptos clave: qué es sexualidad y qué es educación sexual.
Muchas veces la idea que se tiene sobre la sexualidad es estrecha y reductiva: solamente se piensa en los genitales y la relación física. Así muchos programas “educativos” giran en torno a la llamada “reproducción” y, en todo caso, en cómo hacer para evitar el embarazo, como si este fuese el único problema en sexualidad. Visión tan pobre hace que nuestros adolescentes se encuentren desconcertados ante los verdaderos desafíos de la sexualidad.
Las preguntas de los jóvenes no son superficiales: de las respuestas que les demos dependerán decisiones claves para sus vidas. En esta área más que en ninguna otra se impone el criterio de brindar herramientas para que la persona (en este caso nuestros jóvenes, hijos y alumnos) descubra por sí misma la verdad y realice su vida en función de ella. Es una tarea fundamental. Pero decir por sí mismo no significa “de cualquier forma”, como si los textos de educación sexual tuviesen que ser “manuales de opiniones” en los que el error tiene el mismo valor que la verdad. Tenemos que mostrarles a nuestros adolescentes el camino hacia la verdad de su sexualidad (que es como decir el camino hacia su felicidad). De ahí que la tarea no es enseñar “muchas cosas” sino dar elementos para que los jóvenes recorran el camino hacia la verdad. Por eso nunca se recalcará poco que la educación sexual es un campo en el que los docentes son colaboradores de los padres.

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